lunes, 11 de mayo de 2009

Día 3 – El asedio. (139,53 Km.)

Nos despertamos realmente salseros ese día. ¡Habíamos dormida en una casa! Nunca creímos que sucedería nada parecido. Seis tíos en una habitación roncando a espuertas, pues el cansancio deja de lado todo tipo de educaciones. ¡Y joder como roncan algunos! (aún recuerdo cuando yo me reía de Víctor (otro erasmus) por roncar y bueno, tras una noche loca en un castillo (si un castillo, la erasmus me ha hecho ir a lugares realmente alucinantes) dormíamos en una de sus infinitas habitaciones y ronqué como dragón milenario. Víctor despertó a todo el mundo sólo para que me escucharan roncar, que perrocerdo el gachó).

Medio dormidos bajamos a desayunar. Antes, habíamos dejado todo preparado para huir lo mas rápido posible y evitar la vergüenza de que la mujer viera los destrozos (involuntarios, lo juramos) que habíamos causado en la habitación. La mujer (un encanto) nos había preparado un desayuno que nos supo a gloria. Café calentito, leche fresca, zumo, tostadas con diferentes productos para untar y desayuno caliente, ósea huevos revueltos y esas cosas británicas que nos dejaron nuevos. Cuando terminábamos el desayuno la mujer nos comunicó que se tenía que ir pero podíamos dejarle el dinero a su hija. Cual fue nuestra sorpresa que la hija era negra (puntualizar que la madre era la típica inglesa que su piel es de un blanco radiactivo), porque estaba casada con un rastafaray, ¡y estaba buena! (bueno vale sé que no viene al caso pero creo que esta gente querrán que añada esto a mi historia, que si que tenía buenas tetas, lo digo obligado).

Huimos cuales comadrejas de allí, tras preparar el coche y hacernos las fotitos exigidas corrimos dirección centro. Hoy nos aguardaba uno de los mayores símbolos de Escocia, el Lago Ness y su monstruo, al que el comando rumba mariscaría y lo haríamos en tanga.

Salimos a toda ostia (recordad que conduce Fede). Tuvimos una serie de problemas al salir del pueblo, el Karma nos avisaba de que nos habíamos portado mal. Un camión de basura al cual Fede no vio hasta el último momento, tenía acondicionado en su parte trasera una especie de barrera para proteger a los basureros cuando estos hacían su labor. Casi se come la barrera, atravesando el coche y ensartando a Alberto cual pincho cántabro (quería hacer la gracia con el pincho moruno y tal, pero recordando ahora, allí en el norte a las tapas le llaman pincho, y bueno a los centollos jorrontxis (or something like that) y a los palitos de cangrejo shaka y a las macetas cachis (¿o katxis?), ¿Cómo que cachis? Si es un buen vaso…). Buscando un atajo, Jon señaló un camino de tierra que cruzaba por la nada. No sé porque, Fede hizo caso y cogió por allí. Cuando nos dimos cuenta que la carretera llevaba a propiedades privadas, se abrió una verja y empezaron a salir ovejas que colapsaron el camino. La situación hubiera sido realmente cómica si no fuera por las ansías sexuales de Alberto al contemplar tal cantidad de carne animal. Tuvimos que agarrarlo entre varios para que no saliera a cazarlas y ¡Alberto es realmente grande!

Tras el incidente Fede huyó a 80 millas por hora (no sé cuanto en kilómetros pero tela del telón) por el camino de tierra. El rally escocés inaugurado por un español. Por fin tras un buen montón de lagos y montañas (es Escocía, lo único que hay. Al principio, “¡oh que wapo tio!” Luego es, “am mira otro lago”) vislumbramos el Lago Ness y bueno, otro lago más. Decir tiene que en el Lago Ness lo extraordinario es su longitud. De anchura no es nada pues ves la orilla que esta al frente, supongo que tendrá un par de kilometrillos ahí. Pero de largo, puuff es bestial, 40 millas ósea unos 60 kilómetros. Parece que no, pero son muchos kilómetros de largo.

El lugar era bonito, pero típico escocés y luego de dos días no nos sorprendió tanto, por eso supongo que la mayoría de la gente que lo ve dice llevarse una decepción. Bueno la idea fue al llegar, ir parando por diferentes puntos del lago para disfrutarlo lo máximo posible, es el símbolo de Escocia. Bueno paramos un momento para acercarnos por un lugar cercado pero fue imposible. Tras recorrer unos kilómetros encontramos el castillo típico del Lago Ness, no recuerdo el nombre pero si recuerdo su asedio, comienza el Comando Asalto.

Comando Asalto, El Asedio. (Aventuring mode on)

Eran las dos de la tarde, el sol volaba libre por los cielos primaverales anunciando el deshielo. El enorme lago nutrido por las aguas procedentes de las montañas miraba fijamente a un extraño grupo de seis aventureros. Ellos buscaban la gloria, buscaban saquear por honor aquel maldito castillo lleno de hooligans (vamos turistas indefensos). El castillo descansaba en una pequeña península rodeada por el lago y en su parte pegada a la tierra había una enorme ladera protegida con una valla bastante alta. Los centinelas enemigos descansaban, se había excavado un túnel junto a la ladera para convertirlo en el único lugar accesible al recinto. Los aventureros rodearon el perímetro y dialogaron sobre la mejor forma de asaltarlo. Fue arduo pero al fin encontraron un lugar en peores condiciones que el resto de la valla.

El lugar estaba lleno de gente observando u esperando a un barco que periódicamente llevaba provisiones al lugar. Uno de ellos, sin pensarlo se arrojó ladera abajo rodando literalmente por uno de sus flancos llenos de arbustos espinosos (Nota personal de Lolo el editor: Si fui yo y literalmente atravesé los arbustos de espinos, realmente doloroso y estúpido porque eran fácilmente esquivables pero soy un hombre aguerrido). El resto observó con perfecta profesionalidad los riesgos del éxito de la misión. Al ver que nadie se había percatado del intruso (vamos que no lo habían echado a patadas) corrieron tras él otros dos mientras el resto vigilaba (los más cagados). Se acercaron a las inmediaciones del lago y poniendo valientemente sus vidas en peligro corrieron por la playa de piedra esquivando las miradas de los habitantes del lugar. Aquellos tres pudieron infiltrarse en la fortaleza y estudiar sus defensas, grietas y debilidades.

Los tres restantes, tras pensárselo mucho (demasiado) decidieron tirarse también ladera abajo. Al ser los más torpones se le veían a la legua e incluso un niño los señalaba con el dedo. Pero todo estaba hecho ya, el Comando Rumba había esquivado con perfecta gracia cámaras, guardias y turistas. Allí coronaron la torre más alta del lugar, orgullosos.

Pero no todo estaba ganado, ahora tocaba salir. Desde las murallas vieron que la única salida estaba obstruida por dos vigorosos guerreros (un guardia (o eso creemos) y un jardinero) y que los observaban mientras hablaban. ¿Qué hacer? Fue la pregunta que recorrió la mente de aquellos templados aventureros. Se desplegaron cual perfecto equipo táctico por todo el recinto, valorando las diferentes formas de huir. Se sentían perdidos, había que luchar hasta la muerte.

De pronto, el guerrero mas poderoso se fue a buscar ayuda y el menor se dirigió hacia el castillo para observar el terreno. Los aventureros se reunieron, había que actuar. Tras deliberar en grupo cuales caballeros de la mesa redonda del épico ciclo artúrico, decidieron correr hacia el enemigo, luchar a muerte… el castillo estaba ya saqueado. Corrieron hacia el enemigo, éste huyo despavorido y pudieron correr hacia la salida de la ladera. Mientras corrían, dos dragones cruzaron el cielo tronando tras ellos, épico en todo lo posible.

La salida despejada, el enemigo huía, corrieron hacía el carruaje y huyeron hacia la vastedad de la montaña. El castillo de Quart, llevaría siempre grabado el nombre del Comando Rumba.

Resumen para flojos: Vimos un castillo en el Lago Ness. Decidimos colarnos y lo hicimos chocándonos con todos los setos de Escocia. Nos cataron del tirón y al salir creíamos que nos vigilaban. Decidimos salir por la puerta principal lo más rápidamente posible. Al final todo fue una paranoia, seguramente nos vieran pero nos dejaron tranquilos, la paranoia llego a tal extremo que volaron dos cazas por encima nuestro a baja altura y creíamos que nos buscaba el ejercito. La sensación de persecución no nos abandono en todo el día.


Tras esta paranoia de intermedio, abandonamos el mencionado castillo disfrutando de los olores de un lugar que emana tranquilidad. La excitación por tamaña aventura nos dejó aparcar en un hotel al lado del lago. Antes, habíamos parado en un centro, que al irnos, nos percatamos que era el centro oficial del Lago Ness, nos dio bastante igual y nos fuimos. Lolo nos advirtió que lo único que hacían allí era destrozarte la leyenda del monstruo y queríamos conservar tan linda fantasía en nuestra imaginería colectiva (vamos que pasamos del tema y que había que pagar para entrar). A esto que Jon se lanzó a preguntar a un hombre sobre si podíamos bañarnos o no. Claro está que el hombre era turista y no tenía ni zorra idea. Fue en ese momento, cuando empezamos a dudar de la capacidad de Jon para discernir caminos y gentes. De todas maneras, un hombre de la tienda donde vendían todo tipo de figurillas de Nessi, con bufanda, con boina, con gaita, bailando, nadando, como monstruo, como animal simpático, como dinosaurio, como lagarto infecto, como leyenda, etc. Nos advirtió que era ilegal bañarse en el lago. ¿Cómo que ilegal? ¿Cómo va a ser ilegal bañarse en un lago? ¿De que era el lago? ¿De elixir que cura el cáncer? ¿O es que esta privatizado? No me extrañaría nada en este mierda de país capitalista (Fede cómemela).

Aparcamos el coche en el citado hotel y cruzamos a un embarcadero que tenía una pequeña playita perfecta para nuestro baño. Allí plácidamente, un empleado pasaba su tranquila jornada laboral cuando ve pasar a seis españoles en bañador, con una toalla y en chanclas. El hombre da un respingo y nos mira alucinados, aún nos estamos riendo de su sorpresa. Preparamos las cosas, Lolo se pone su tanga, Fede se mira los músculos, Alberto observa por si ve al monstruo y se lo puede trincar, Aingeru se pone en pelotas (parece que no pero este hombre tiene una cierta afinidad a estar desnudo), etc. Disfrutamos de un baño realmente divertido. Lolo y su culo en tanga perdurara en nuestra memoria y renacerá cuando deliremos por la fiebre o tengamos pesadillas. El frío del Lago Ness es legendario, el hombre del hostal al que luego acudiríamos tiene el record y solo duro media hora, y lo sacaron moribundo.

Así que imaginaros, allí tos chillando de dolor, bañándonos con un par, por ser del Comando Rumba. Tras una ridícula caída mía, nos fuimos a tomar el sol a las piedras. Porque realmente (si pongo tantas veces realmente es por el inglés y el puto “really?”) hacia un día expléndido. El sol nos dio en la carita, se aprovechó para un cigarrito y esas cosas.

Luego de comer cuales cochinos en celo, pusimos rumbo a Inverness, la capital de las highlands. Dimos vueltas y vueltas por la ciudad, buscando el maldito hostal. Cuando decidimos pasar y buscarlo a pie, doblamos una esquina y allí estaba… increíble, pura chorra porque no teníamos ni idea. Claro está Fede se adjudicó el mérito y todos tuvimos que bajarle los humos con un “venga ya Fede”. Cargamos todas las cervezas que llevábamos, que eran 3 cajas y nuestro equipaje, que era bastante menos. Y fuimos a buscar el Mcdonnald de rigor ¿Qué más típico escocés que el McDonnald?

Tengo que decir que el Mcdonnald tenia una dichosa oferta sobre el monopoly que te regalaban más comida y nosotros como buenos aves rapaces que somos, pues nos pusimos a saquear lo que pudimos. Tras comer como cerdacos, fuimos al río de la ciudad. Era bastante grande y las vistas muy bonitas. Un hermoso prado verde lo escoltaba y allí nos sentamos a ver el tiempo pasar. El murmullo del agua, el acariciar de la hierba fresca y un cielo azul con un gran dios amarillo en el centro nos hacían pasar unas horas verdaderamente refrescante. Pero a eso que en mitad de tan idílico cuadro suena “este es el mejor puto día en la historia de Inverness”, Alberto acababa de cargarse nuestra evasión. Tengo que decir que casi me caigo a esa mierda de río asqueroso (como cambia el recuerdo de uno tan rápido, que interesante).

Encontramos un Direct Sport (yo diría q se llama Sport Direct, dame algo de vidilla Lolo pisha, ¿estoy discutiendo con mi editor en mi propia obra? Esto se esta hiendo de las manos), ósea un oasis de esos que hay repartidos por el Reino Unido, y que nos alegra la vida con una ropa buena y tiradísima de precio, por los suelos. Allí compramos un buen balón de rugby con un “Scotland” tatuado a los lados, por tres míseros pounds. Así que fuimos partiendo Inverness de camino al hostal.

Ya después de ducharnos y descansar un poco bajamos a cenar. Empezamos a jugar al Jenga (para quién no lo sepa es un juego donde se construye una torre y hay que ir sacando piezas sin que se caiga) inventándonos las reglas. Depende del color había que hacer una prueba o contestar una pregunta. No comentare aquí lo que esa noche se llegó a conocer de nuestra hermana comunidad, pero si decir que fue terrible y que será algo que junto con Lolo en tanga me perseguirá hasta la tumba cual recuerdo de guerra sangrienta (joder como me enrollo).

Bueno en resumen, Aingeru tocó con dos llaves en un xilófono enano la canción de El Exorcista, ya empezábamos a vislumbrar su faceta asesina. No sé que paso realmente esa noche. Sólo se que Alberto nos deleito con una imitación de su amor las vaca-llamas, Aingeru nos hizo un baile sexy y luego barrio con una mini escoba el mostrador de recepción mientras el tío le decía “cheers!”. Yo acabe en calzoncillos corriendo como indígena caribeño traviesón por el hostal, luego comimos unas pizzas estupendas y Fede entró en su típico estado infernal. Así que Alberto nos hizo el favor de encargarse de él esa noche y dejarnos tranquilos a los demás.

El resto nos quedamos sentados en el sofá (yo ya me vestí, I promise) y mantuvimos una charla entre vapores de cerveza. Al rato nos fuimos a dormir. Y sobre las 4 de la mañana aparecieron estos dos energúmenos,. Fede se sentó en la cama y Alberto le pidió que si podía esperar que iba al cuarto de baño situado fuera de la habitación para que le abriera la puerta al volver. Fue salir por la puerta y Fede quedarse dormido en un estado de semi coma. Entonces, ¿Cuál es el problema? Alberto atrapado en el pasillo infernal del hostal, plagado de mochileras en celo. Aporreó la puerta hasta que Lolo le dejó entrar y maldijeron a Fede que ya debería estar por Tombuctú por lo menos.

Esa noche durmiendo Alberto roncó de una manera infernal, nadie podía dormir (excepto Fede) y le lanzamos varias cosas entre ellas mis calzoncillos sucios que se le quedaron en la cara enganchados y seguía el nota tan tranquilo bajo aquella hedionda pestilencia (tengo que decir a mi favor que joder, llevaba todo el día recorriendo escocia con ellos, espera un momento. Am ya recuerdo, estaban mojados por el Lago Ness).

Al día siguiente, no relatare las historias que nos contaron sobre su noche para no ofender a los lectores y al no ser testigo directo no se cuanta veracidad habría en su relato etilico pero en resumen censurado esto es lo que dijeron: Alberto y Fede nos contaron que ligaron, y bueno Fede rechazó ser amigo-escudo y al final no mojaron por eso. Pero la frase que quedó en la memoria para ese día fue “el Oceana es una puta iglesia comparada con Inverness”.

Personaje del día. Alberto: El siguiente en la lista es nuestro físico favorito. Es un hombre bastante bonachón, cariñoso y que siente cierta atracción por las cosas inanimadas y peludas, cada cual imagine lo que quiera. Es un heavy convencido de la vieja escuela, el papa digamos de todos pero también uno de los más irresponsables. Es esa persona fuerte y fiestera, que siempre te recibe con una sonrisa y al cual le puedes contar tus cosas. Nunca dira nada malo de nadie y evitara cualquier confrontación. Pero extrañamente hace cosa de un mes, conoció durante una noche a un catalán que contaba barbaridades tan gordas que activo su sentido maligno. Cuando este chaval estaba relatando como tuvo que saltar de un coche al borde de un acantilado en Croacia, Alberto salió corriendo gritando cual King Kong en Manhattan. Fue entonces cuando nació el nuevo Alberto, el iracundo, el zorreador, el destructivo. Seguía manteniendo su perfil bonachón pero guardaba en su interior un Hulk color calimotxo. Ahora, Alberto es una de esas personas que siempre echas de menos cuando no esta.

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